Vidas y destinos.

Presentación

Tenosique

Matías Romero

Migrantes

La memoria es un tejido fino que hila vivencias personales y colectivas. Cuando le preguntamos a alguien por los recuerdos sobre un lugar, un trabajo o una época, abrimos las puertas de su vida y entramos en espacios íntimos y significativos. Para los habitantes de Tenosique y Matías Romero, así como para muchos migrantes, el tren ha sido un medio de transporte fundamental que no sólo permitió el movimiento de personas y mercancías, sino que constituyó un espacio de socialización donde se entretejieron vidas y destinos.

Algunos de los relatos que hemos recopilado en esas localidades hablan de dignidad y nostalgia; otros de pérdidas y peligros. Las imágenes, las fotografías y los objetos que reunimos muestran el mundo boyante de las estaciones y el espacio desolado de los trenes privatizados en los años noventa del siglo pasado. Las memorias que acá reconstruimos y presentamos, las rescatamos en casas de ex trabajadores del ferrocarril en oficinas de sindicatos y organizaciones sociales, algunas veces a las orillas de las vías férreas, en albergues para migrantes o en chats.

Hicimos, de alguna manera, viajes hacia el pasado de muchas personas que gentilmente quisieron colaborar, nos relataron sus vidas y mostraron fotografías y objetos que habían guardado. Familias que habitan cerca de las vías, parientes de trabajadores ya fallecidos y cronistas locales, entre otros, relataron sus historias. Muchas de ellas las compartimos en este sitio web para que nuestros colaboradores puedan conocer otras historias y sus coterráneos se acerquen a una memoria colectiva que, de alguna manera, narra sus vidas y orígenes.Esta página web funciona como un pase de abordar, una invitación para transitar por vagones de antiguos trenes detenidos en estaciones ya desaparecidas y otros que hoy están en marcha y conducen a migrantes centroamericanos con rumbo a los Estados Unidos. Cada vagón lleva a destinos distintos que nos conectan con el pasado y nos aproximan al presente. Pero también atisbamos el futuro: las antiguas vías están siendo reemplazadas por nuevas obras de infraestructura ferroviaria que modificarán profundamente el destino de esas ciudades, como ya lo han hecho con el de los migrantes que transitan por ellas.

En la memoria no se juega solo un relato sobre el pasado, sino de lectura y apropiación del presente. Estos materiales son una forma de construir horizontes colectivos de identidad y solidaridad. Nadie queda fuera de este desafío; todos, en distintas formas, podemos contribuir a la producción de un sentido compartido sobre los trenes, las vidas que en torno a ellos se tejieron, las maneras en que fueron destruidas, los modos en que pueden ser recuperadas y la historia social del trabajo.

La dignidad es siempre una manera de imaginar el futuro.